Imagina que navegas en un barco desde el sur de España o del puerto de La Habana con dirección a lo que hoy es México. Luego de varias semanas en alta mar, lo primero que divisas al penetrar en el seno mexicano (como llamaban en el pasado al Golfo de México) es la elevada garita que corona la Puerta de Mar, el principal punto de acceso desde el océano hacia la ciudad que se levanta detrás de las murallas frente a ti: San Francisco de Campeche. Reconstruida en 1957, la Puerta de Mar quedó unida por un nuevo lienzo de muralla al primer bastión que cuidaba la seguridad de la ciudad, el baluarte de Nuestra Señora de la Soledad, patrona de quienes se hacen a la mar. La Puerta de Mar aún es un importante punto de referencia para quien visita la ciudad. Si bien ya no la atraviesan marineros y aventureros, todavía marca el sitio desde donde comienza la exploración del corazón histórico de la ciudad.