En los años veinte del siglo pasado, un italiano instalado en Tijuana, don Angelo Cetto, compraba uvas a las familias de emigrados rusos para elaborar vino. El paso de los años le traería a don Angelo ranchos, las primeras vides sembradas y un hijo que se dedicaría a llenar de abundancia y varietales finas el Valle de Guadalupe. Hoy es su nieto, Luis Alberto, quien dirige la casa vinícola que no deja de recibir premios. Estando en la ciudad es posible visitar la Cava L.A. Cetto. Existen recorridos gratuitos por sus instalaciones para conocer el área de envasado y la cava subterránea donde se añejan los grandes vinos de la marca. Además, en la boutique se apilan etiquetas en espera de ser compradas o degustadas.