Para quien nació en Atocpan, el mole es una historia por contar, desde que se eligen los ingredientes y se muelen en el metate. Nace de una misma receta ancestral pero cada familia le da su propia interpretación; algunas le agregan sabores afrutados otras pulque; la variedad va del rojo al negro, pasando por el verde, el pipián, el de arándano, manzana o almendrado.

Este Barrio Mágico es el principal productor y comercializador de mole, casi 90 por ciento de su población se dedica a esta actividad comercial. Desde hace 43 años es la sede de la Feria del Mole. No hay que esperar hasta octubre para deleitarse con tal platillo, aquí abundan los restaurantes donde probarlo resultará un agasajo.  

Uno de los sitios tradicionales es Mole Don Pancho ubicado en el costado norte de la plaza principal. Quinta San Diego lleva treinta años ofreciendo a los visitantes lo mejor de

sus platillos, se encuentra frente a la Parroquia de San Pedro. Con solo una década de existencia, La Cabaña ofrece platillos variados en un ambiente familiar y en contacto con la naturaleza. El Familiar prepara un mole de nuez y unas enchiladas a los tres moles como ninguno.

No hay que perder de vista la Feria del Mole en octubre.