San Ángel es un pequeño pueblo inmerso en la megalópolis, que conserva el sabor del siglo XIX. Aún se aprecian los enormes muros de los que penden coloridas bugambilias que encierran las quintas señoriales donde los viejos huertos con sus fresnos se han convertido en arbolados jardines y en ellos, el verde de las plantas se mezcla con flores de mil colores.

Al recorrer sus estrechas callejuelas empedradas, entre otros sitios de interés, encontramos la plaza San Jacinto y su parroquia, el Museo "Casa del Risco" con su fuente barroca, y a pesar de las nuevas construcciones que deterioran el añorado paisaje, admiramos las bellísimas cúpulas del Carmen, convento detenido en el tiempo que nos remonta al encuentro de aquel sitio que fue preferido para el veraneo y los paseos dominicales a los que, en algún tiempo, condujo el viejo tranvía que iniciaba su trayecto desde el centro de la Ciudad de México.