Inmerso en el paisaje majestuoso del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, este pueblo comparte su encanto con la arquitectura de otros tiempos, a través de bellas haciendas, conventos y capillas. Su clima de montaña invita a caminarlo sin prisa y a detenerse para mirar esas casonas que hoy regalan una atmósfera provinciana.
Inmerso en el paisaje majestuoso del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, este pueblo comparte su encanto con la arquitectura de otros tiempos, a través de bellas haciendas, conventos y capillas. Su clima de montaña invita a caminarlo sin prisa y a detenerse para mirar esas casonas que hoy regalan una atmósfera provinciana.