La inmensidad del Golfo que en un tramo es casa de flamencos; su abundante selva que cubre los recuerdos de antiguas ciudades mayas; sus pueblos mágicos y su ciudad amurallada son los motivos que trazan la ruta para entrar a un estado siempre sonriente.
La inmensidad del Golfo que en un tramo es casa de flamencos; su abundante selva que cubre los recuerdos de antiguas ciudades mayas; sus pueblos mágicos y su ciudad amurallada son los motivos que trazan la ruta para entrar a un estado siempre sonriente.