San Andrés Tuxtla se ha consolidado como una importante comarca tabacalera. Todo comenzó en 1830, con el advenimiento paulatino de aventureros cubanos y europeos que vislumbraron un futuro prometedor para la siembra del tabaco en estas tierras húmedas y pródigas. Aquí se elaboran algunos de los mejores tabacos del mundo. Las cosechas anuales son el preludio del añejamiento, las mezclas, revisión de la calidad, selección de las tripas (nombre técnico de las hojas del tabaco una vez cosechadas). Luego viene el trabajo de los maestros torcedores, en cuyas manos descansa la responsabilidad de la calidad y las características de los puros, los cuales podrán ser ligeros o fuertes, con más o menos cuerpo, dulces o secos. Quien ahora es torcedor primero fue
aprendiz por dos años y pasó otros seis dominando las modalidades para la elaboración de un puro, por eso se
dice que ni 20 años se consideran demasiados para convertirse en un maestro torcedor.