La interrumpida montaña de superficie caliza le da nombre a este rincón poblano. Porque Tlatlauquitepec quiere decir en náhuatl “Cerro que colorea o arde”. Al que ama la espeleología debe visitarlo, porque está lleno de grutas. Tres cables de tirolesa (de 80, 150 y 200 metros) otorgan a quien los atraviesa la posibilidad de volar con Tlatlauquitepec a la distancia. Quien practica ciclismo de montaña, en las faldas del cerro puede recorrer senderos y llegar a la Poza Verde y darse un chapuzón.

La operadora turística Explora ofrece recorridos al Cerro Cabezón, la Cascada de Puxtla y la Presa de la Soledad. También al Centro Ecoturístico Bosque de Niebla, donde es posible andar a caballo y en bicicleta, o contemplar al amanecer un mar de nubes encima del bosque mesófilo.