Su forma circular, la enorme cúpula revestida de azulejos blancos y azules, y las ventanas barrocas mixtilíneas con grandes picos, a manera de estrellas resultan impactantes a la lejanía.

Sin duda es una auténtica joya arquitectónica de la época colonial, construida sobre un manantial de aguas milagrosas.

Se dice que ocupa el lugar donde se dio la primera aparición de la virgen ante Juan Diego. Fue diseñada por otro notable arquitecto del virreinato, Francisco de Guerrero y Torres.

Su interior deslumbra a cualquiera; además de las 16 columnas que sostienen la gran cúpula, es esta la que cautiva con sus pinturas de numerosos ángeles; también los frisos, las cornisas y el púlpito son dignos de ver con atención. En el vestíbulo se encuentra un pequeño pozo que da nombre a este inmueble.

En el costado poniente aparece el Jardín de las Rosas; un espacio natural con bellas áreas verdes, rosas, árboles y fuentes cuyos chorros de agua salen de grandes cabezas de serpientes, réplicas de las que muestra la pirámide de Quetzalcóatl en Teotihuacan.